Vengo entusiasmada y con ideas renovadas tras haber asistido al Congreso sobre Biología y Endocrinología de la Reproducción en Nueva York, cuyo lema fue “Think differently!”. Han sido 3 días de intensa revisión de los temas que más nos preocupan en la medicina reproductiva, de evaluación de las técnicas que hemos venido aplicando en los últimos años, y de explicación de fascinantes líneas de investigación que se abren para tratamientos futuros. La conclusión es que nos queda mucho por aprender de la biología de la reproducción.
Especialmente interesante es la revisión sobre el diagnóstico preimplantacional. Existe una duda razonable sobre si el avance en los estudios genéticos sobre el embrión nos puede estar llevando a un sobrediagnóstico de patologías que no lo son. Hay ya estudios que sugieren que es frecuente que en el embrión convivan células anómalas, desde el punto de vista cromosómico (aneuploides), y células sanas, y el embrión pueda finalmente apartar para su desarrollo las células alteradas y dar lugar al nacimiento de un bebé sano. Descartar, por lo tanto, embriones para su transferencia, en base a los resultados del estudio genético, pensando que dichos embriones no son compatibles con el nacimiento de un niño sano, podría ser erróneo. La conclusión es que aun sabemos poco de la genética embrionaria y de la distribución de las células en su desarrollo, y debemos tener mucho cuidado a la hora de interpretar el resultado de los diagnósticos preimplantacionales que estamos haciendo hoy en día.
Otro tema revisado en el congreso ha sido el uso del “Embryoscope”. Esto es especialmente relevante en el caso de España, pues su uso se ha implantado con mucha fuerza. El embryoscope es un incubador que nos permite ver la evolución de los embriones In Vitro sin tener que sacarlos de su ambiente, pues toma fotos secuenciales de su desarrollo. Su introducción para el estudio de los embriones ha sido interesantísima, pues los momentos de división celular embrionaria y el que ésta sea correcta, puede llevarnos a deducir qué embriones podrán llegar al estadío de blastocisto. Sin embargo, aún está por demostrarse que esta información mejore hoy en día la probabilidad de embarazo en nuestras pacientes. A día de hoy, faltan estudios que lo demuestren. El embryoscope no mejora la calidad embrionaria, y por lo tanto no parece mejorar la probabilidad de embarazo. El uso del embryoscope ha supuesto sin embargo algunos cambios en el trabajo del laboratorio que podrían ser positivos para el desarrollo del embrión, como sacarlo menos del incubador para su observación o cambiar con menos frecuencia el medio de cultivo. Por otro lado, aún desconocemos el impacto que sacar fotos frecuentes al embrión puede tener sobre su evolución.
Por último, deberíamos replantearnos el enfoque que damos a los tratamientos de estimulación ovárica. Nuestra mayor preocupación radica en conseguir, a partir de la regla y en 15 días, el mejor número y calidad ovocitaria posible. Sin embargo, parecemos olvidar que en realidad, la selección de los ovocitos que vamos a usar en el ciclo de FIV comienza probablemente 3 ó 4 meses antes. Es importante informar a nuestras pacientes de que su estilo de vida, su peso, su consumo de tabaco y alcohol, y muchos otros factores que aún desconocemos condicionan de forma importante la calidad de sus ovocitos, y por lo tanto, la calidad de sus embriones y su pronóstico de embarazo. Nuestra intervención en los últimos 15 días de maduración ovocitaria, con la estimulación ovárica, es imprescindible para realizar tratamientos de reproducción asistida, pero es claramente tardía para mejorar la calidad de los óvulos.
La asistencia a congresos que traten sobre novedades de la biología y endocrinología en reproducción, son parte integral del trabajo en URH García del Real. Solo estando al día de la investigación básica y clínica en este campo, podremos ofrecer el mejor tratamiento posible a nuestras pacientes.
Dra. Sylvia Fernández-Shaw Zulueta – Directora de URH García del Real
