Según los datos publicados en mayo de 2015 por la Agencia Europea de Estadística Eurostat, España es uno de los tres países de la Unión Europea en los que se dan más casos de maternidad tardía (junto con Italia y Grecia). Las mujeres españolas tienen su primer hijo con una media de 30.4 años, mientras que la media de edad europea es de 28.7 años. Son múltiples las razones que pueden hacer que la mujer opte por una maternidad tardía, pero entre ellas se encuentra como un factor muy importante, la incorporación de la mujer al mercado laboral y todo lo que esto conlleva (alargamiento del periodo educativo con estudios de postgrado, necesidad de encontrar una estabilidad laboral y económica..). La vitrificación de ovocitos representa una buena alternativa para preservar la fertilidad en los casos de maternidad tardía.
La mujer nace con una reserva de ovocitos determinada que se establece en el 5º mes de desarrollo fetal y condicionará la posterior respuesta ovárica de la mujer. Se estima que en el momento del nacimiento, la mujer cuenta con 1.5 millones de folículos que disminuye hasta 400.000-600.000 en el momento de la primera regla. La pérdida progresiva de folículos es independiente de la actividad del ovario. Por este motivo, el hecho de tomar anticonceptivos (que frenan el funcionamiento del ovario) no protege frente a la disminución de la reserva de ovocitos. Pero el descenso de la reserva de ovocitos no es lineal, a partir de los 35 años, la reserva folicular disminuye de forma más importante y, de manera determinante, a partir de los 38-40 años. Todo esto viene acompañado en una disminución de la calidad de los ovocitos y un aumento del número de ovocitos con alteraciones cromosómicas. Se estima que entre los 38 y 40 años, el 65% de los embriones tienen alteraciones cromosómicas y hasta el 80% a partir de esa edad. Esto significa que las mujeres que tienen una maternidad tardía tienen una mayor probabilidad de aborto, un porcentaje mayor de fetos con alteraciones cromosómicas y, por lo tanto, una probabilidad muy baja de tener un niño sano en casa.
La vitrificación de ovocitos es una técnica que permite conservar los óvulos con fines reproductivos. Tradicionalmente era una técnica que se utilizaba para pacientes que requerían tratamientos que podían tener efectos negativos sobre su capacidad reproductiva (quimioterapia, cirugía, radioterapia), aunque cada vez son más las mujeres que optan por la vitrificación de ovocitos como técnica de preservación de fertilidad cuando piensan en una maternidad tardía.
La vitrificación de ovocitos consiste en la congelación ultrarápida de ovocitos (óvulos) obtenidos tras una estimulación ovárica. Este tipo de técnica de congelación, permite que los ovocitos mantengan intactas sus características en el momento en el que son vitrificados y que puedan ser utilizados en un futuro para conseguir embarazo en el caso de haber optado por una maternidad tardía. El tiempo que los ovocitos se mantengan vitrificados no influye en la calidad de los mismos. Según los datos de 2013 del Registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), tras la desvitrificación ovocitaria sobreviven en torno al 80% de los ovocitos. De éstos, el 70% fecundarán al inseminarlos. No todos los embriones conseguidos serán evolutivos y la calidad morfológica de éstos será variada. Según datos de la SEF, tras utilizar una media de 8 ovocitos vitrificados, la tasa de embarazo por cada transferencia embrionaria es del 30-35%. Por todo esto, se calcula que son necesarios entre 25 y 30 ovocitos para conseguir un embarazo.
Son muchos los factores que influyen en la tasa de éxito. La edad de la mujer en el momento de la vitrificación, el diagnóstico de la pareja, el número y la calidad de los embriones transferidos… La edad ideal para vitrificar ovocitos es en pacientes menores de 36 años, puesto que es en esa edad cuando se obtienen mayores probabilidades de éxito. Esto no quiere decir que no se puedan vitrificar ovocitos después de esta edad.
El proceso de vitrificación de ovocitos consta de tres fases: estimulación ovárica, recuperación de los ovocitos y vitrificación de los mismos. La fase de estimulación ovárica comienza en el tercer día después de la regla. Desde ese día la mujer comienza a administrarse una medicación en forma de inyección subcutánea (puede ser una única inyección con efecto de 7 días o inyecciones diarias) que hace que los folículos del ovario vayan creciendo. A partir del 8º día (tras la regla) se hacen ecografías a los ovarios (transvaginales) y análisis de sangre para determinación de estradiol (que es la hormona que producen los ovocitos). Esto nos permite ajustar las dosis de medicación de estimulación y valorar en qué momento los ovocitos están preparados para ser extraídos del ovario. Generalmente esta primera fase dura entre 8-10 días y son necesarias entre 1 y 3 ecografías.
La recuperación de los ovocitos se realiza mediante punción folicular. Consiste en pinchar los ovarios con una aguja muy fina a través de la vagina y aspirar el contenido de los folículos (dentro de los cuales se encuentran los ovocitos).Se realiza con control ecográfico y ayudándonos con una sonda vaginal de ecografía. Este proceso se realiza en quirófano y bajo sedación (o anestesia general suave) para que la paciente no note ninguna molestia. Al cabo de unas 2 horas la paciente es dada de alta. El día de la punción folicular se recomienda realizar reposo absoluto y evitar deportes y relaciones sexuales hasta la siguiente menstruación (que aparecerá en 10-15 días).
Una vez extraídos los ovocitos se procede a la vitrificación de aquellos que son maduros. Éstos permanecerán congelados en el laboratorio hasta que la paciente quiera volver a utilizarlos para conseguir embarazo.
En el momento en que la mujer quiera quedarse embarazada, sólo tendrá que hacer un tratamiento de preparación uterina. Sin embargo los ovocitos vitrificados deberán pasar por un proceso en el laboratorio de Fecundación In Vitro (FIV). La preparación uterina para la recepción de los embriones puede realizarse utilizando un ciclo espontáneo de ovulación o en un ciclo sustitutivo, es decir, aportando con medicación las hormonas que normalmente produce el ovario. Cuando se hace en un ciclo espontáneo, simplemente es necesario hacer 1 ó 2 ecografías transvaginales a partir del 8º-10º día del ciclo y administrar una inyección para provocar la ovulación en el momento en que se observe un folículo preovulatorio. En el caso de un ciclo sustitutivo, se administran estrógenos en forma de parches o pastillas y se programa la transferencia cuando el endometrio tiene el grosor y aspecto adecuado. Ambos tipos de preparación endometrial tienen los mismos resultados en lo que se refiere a tasa de embarazo.
Coincidiendo con el día de ovulación de la mujer (o con el momento en que el endometrio está preparado en un ciclo sustitutivo) los ovocitos se desvitrifican y se inseminan con el semen de la pareja. La inseminación se realiza mediante microinyección espermática (ICSI), que consiste en introducir un espermatozoide en cada ovocito mediante una micropipeta. Al día siguiente de la inseminación se observarán el número de ovocitos fecundados que se dejarán en un medio de cultivo para ir valorando su desarrollo a lo largo de los días.
Los embriones son transferidos al interior del útero entre 2 y 5 días después de la fecundación (en función del número y las características de los mismos). La transferencia se realiza introduciendo una cánula fina a través del cuello del útero para depositar el embrión en el endometrio. Dura unos minutos y no produce ninguna molestia. Se transfieren 1 ó 2 embriones y, en caso de haber embriones evolutivos sobrantes, se pueden vitrificar para su posterior utilización por la pareja. La prueba de embarazo se realiza 10-13 días tras la transferencia de los embriones al útero. Es el final de un proceso que comienza años atrás lleno de esperanza y determinación.
Dra. Sylvia Fernández-Shaw Zulueta – Directora de URH García del Real