HISTORIAS ÚNICAS

Que no nos dejan indiferentes

Carmen y Julio (nombres ficticios) eran un matrimonio joven, de 32 y 31 años, que quería tener hijos.

Carmen, a los 19 años, fue diagnosticada de una policitemia Vera (un tipo de cáncer de sangre) y seguía un tratamiento incompatible con el embarazo. Para intentar embarazo había cambiado la medicación a otra que sí era compatible con un embarazo, pero que era menos efectiva para su enfermedad.

No intentaron embarazo espontáneo porque necesitaban conseguirlo lo antes posible para volver a la medicación de Carmen. Así que cuando llegaron a nuestra clínica, llevaban 9 meses buscando embarazo en otro centro donde se habían hecho 3 inseminaciones fallidas, un ciclo de FIV en el que obtuvieron 7 ovocitos pero ninguno maduro, y otro FIV que se canceló porque sus ovarios no respondieron.
A estos malos resultados de Carmen, había que sumar un factor masculino de Julio.
Así que, tras pedirle una serie de pruebas, nuestra opción para conseguir la mayor probabilidad de embarazo, dados los malos resultados de sus ciclos previos, fue recomendarle una donación de óvulos.

Tras preparar el útero de Carmen y estimular a la donante, conseguimos 5 embriones de buena calidad y transferimos el mejor a Carmen, congelando el resto. Diez días después, la prueba de embarazo salió positiva!! pero desgraciadamente el embrión, aunque implantó, dio sólo un embarazo bioquímico…

La buena noticia es que teníamos 4 embriones congelados. Y, como el tiempo jugaba en nuestra contra, al mes siguiente preparamos de nuevo el útero de Carmen para recibir el embrión que descongelaríamos.
Sólo podíamos descongelar y transferir un embrión porque, por la enfermedad de Carmen, no podíamos arriesgarnos a un embarazo gemelar.

Así que, un mes después descongelamos el mejor embrión que tenían congelado y lo transferimos. Diez días después, la prueba de embarazo dio de nuevo positiva! Pero había que mantener la calma hasta que en la ecografía se escuchara el latido del bebé, ya que ya nos habíamos hecho ilusiones en el ciclo anterior y el resultado no fue el esperado.
Tras 2 semanas de espera, llegó la ansiada ecografía y la alegría de escuchar el latido del corazón del bebé!!

El embarazo fue bien hasta la semana 25, en la que la bebita dejó de crecer al ritmo que debería, pero era muy pequeña para sacarla. Así que las mantuvieron muy controladas a la madre y a la hija, y aguantó dentro hasta la semana 32, en la que le tuvieron que programar una cesárea.

El parto fue bien y, aunque nació pequeñita y tuvo que estar mes y medio ingresada, fue cogiendo peso, todos los tests salieron bien y pudieron llevársela a casa.
Madre e hija lo habían conseguido!
Carmen volvió a su medicación y la bebé corretea feliz y contenta con sus padres y su nueva hermana, adoptada.

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…»

Mónica (nombre ficticio) acudió a nuestra clínica con 44 años y sin pareja, porque deseaba ser madre.

Le explicamos las diferentes opciones: Fecundación In vitro (FIV), ovodonación y embriodonación y sus diferentes tasas de éxito.
Ella decidió probar primero con una FIV con sus propios óvulos, sabiendo que a su edad no era recomendable, pero nunca había probado embarazo antes, y necesitaba hacerlo.

Al hacer las pruebas diagnósticas, observamos que tenía miomas intramurales, y un tabique en el tercio superior del útero, que se operó y se amplió la cavidad.

Entonces, comenzamos la FIV. Mónica se inyectó las hormonas necesarias para estimular sus ovarios y conseguimos 6 óvulos y 3 embriones. Transferimos 2 embriones de buena calidad, pero no hubo suerte y la prueba de embarazo fue negativa.

Unos meses más tarde, Mónica decidió volver a intentarlo. Cambiamos las hormonas para estimular sus ovarios e intentar conseguir más óvulos. En este ciclo conseguimos 8 óvulos y 5 embriones, 2 de ellos de buena calidad que fueron los que transferimos. Pero tampoco hubo suerte esta vez…

Sabiendo que con sus óvulos no lo tenía fácil, pero viendo que conseguía embriones de buena calidad, se decidió por un tercer intento.

Esta vez conseguimos 5 embriones de buena calidad. Transferimos 2 de ellos y congelamos los otros 3. Tras la dura espera del resultado de la prueba de embarazo 10 días más tarde…fue positiva!!! Pero, desgraciadamente, en la semana 12 Mónica sufrió un aborto espontáneo…

 Unos meses más tarde, volvió con nosotros para programar una criotransferencia e intentar embarazo con los embriones que tenía congelados.
El primer intento fue fallido porque no llegamos a descongelar los embriones ya que el ciclo de Mónica no fue como debería y tuvimos que cancelar el ciclo.

Pero Mónica no se dio por vencida y al mes siguiente, volvió a intentarlo. Descongelamos 2 embriones que sobrevivieron a la descongelación y fueron transferidos, pero no hubo embarazo.

Un mes más tarde lo volvió a intentar con el último embrión que le quedaba congelado y…la prueba de embarazo fue positiva! Pero en la ecografía de confirmación de embarazo, el embrión no tenía latido, lo que significaba que había vuelto abortar…

Mónica, ya le había dado la oportunidad que quería a sus óvulos y, como no había funcionado, decidió hacerse un ciclo de donación de óvulos. En éste, conseguimos 6 embriones de buena calidad. Transferimos 2 embriones y congelamos los otros 4.
Los días hasta la prueba de embarazo se hicieron largos, y el resultado no fue el esperado: no embarazo.

Triste y desanimada, le explicamos que no era anormal no embarazarse en el primer intento de ovodonación, que tuviera esperanza de que los embriones congelados podrían traerle el ansiado bebé.
Así que iniciamos el ciclo para ponerle 2 de los embriones que tenía congelados. Todo fue bien, pero de nuevo, la prueba de embarazo fue negativa…

Mónica, seguía decidida a luchar por su sueño, y se embarcó en el último ciclo de criotransferencia ya que le quedaban los últimos 2 embriones.

Comenzamos el ciclo, descongelamos los 2 embriones que sobrevivieron bien a la descongelación y los transferimos esperando que, esta vez, el resultado fuera positivo.
Diez días más tarde de la transferencia, llegó la ansiada prueba de embarazo, que esta vez fue positiva!!
Feliz, pero a la vez muy cautelosa porque no era la primera vez que se embarazaba y luego el embarazo no acababa en bebé, Mónica pasó los días hasta la primera ecografía que le diría si había latido cardiaco. Llegó el momento de la ecografía y…no sólo había un corazón latiendo, si no que había 2!!!

Emocionada y feliz, comenzó su embarazo gemelar, que llegó a buen puerto 9 meses después con el nacimiento de una niña y un niño que se encuentran perfectamente.

Tres años y medio más tarde de comenzar su carrera por ser madre, Mónica logró su sueño!

Historias únicas que no nos dejan indiferentes

Laura y Felipe (nombres ficticios), acudieron a nuestra clínica con 35 y 32 años respectivamente, porque llevaban un año intentando embarazo sin éxito.

Al llegar aquí, les hicimos todas las pruebas diagnósticas y encontramos que Felipe tenía una azoospermia (no tenía espermatozoides en el eyaculado). Siendo tan jóvenes y sin saberlo, encontrarse con esa noticia fue duro…pero por lo menos ya sabían la causa de su no embarazo. Ahora tocaba buscar soluciones.

Con este diagnóstico, le remitimos a nuestro urólogo, que realizó las pruebas necesarias para encontrar la causa de la azoospermia y así poder decidir cuál era el tratamiento más adecuado.

Con los resultados, decidimos que, el siguiente paso era realizarle una biopsia testicular a Felipe para conseguir espermatozoides directamente de los testículos. Las biopsias testiculares son inciertas, porque no siempre se encuentran espermatozoides “útiles” para inseminar los óvulos.
Con esta incertidumbre, Felipe entró en el quirófano y…primera prueba superada, encontramos espermatozoides en la biopsia testicular! Los congelamos para utilizarlos en el ciclo de Fecundación in Vitro (FIV) al que Laura debería someterse.
Siguiente prueba: que los espermatozoides se descongelaran bien.

Tras la estimulación de los ovarios de Laura, conseguimos 4 ovocitos y descongelamos parte de la muestra de biopsia de Felipe…segunda prueba superada ya que se descongelaron suficientemente bien!

El proceso de inseminar óvulos con espermatozoides de una biopsia testicular es lento y con cierta dificultad, ya que hay que hay pocos espermatozoides que se muevan, y es muy importante inseminar con espermatozoides móviles porque es la manera de saber que utilizamos espermatozoides vivos. Tras unas horas de tarea, conseguimos inseminar los 4 óvulos de Laura.

Al día siguiente, había que mirar la fecundación. Otra prueba a superar ya que, a veces, los espermatozoides de las biopsias no consiguen fecundar los óvulos. Y la superamos con creces, porque se fecundaron 3 ovocitos!

A los pocos días, decidimos transferir un único embrión al útero de Laura, ya que ella era joven y queríamos evitar un embarazo gemelar. La buena noticia es que el otro embrión también era suficientemente bueno y lo pudimos congelar.

Después llegó la espera de 10 días hasta la prueba de embarazo, que tan larga se hace. Pero, llegó el día, y la Beta (prueba de embarazo) fue positiva. Otra prueba superada!

Ahora tocaba esperar 2 semanas hasta la confirmación de embarazo por ecografía, y…pudimos ver un precioso embrión dentro del útero latiendo con fuerza!

9 meses después, tras una cesárea complicada, nació su preciosa bebita!

Y aquí les está esperando el embrión que congelamos por si quieren darle un/a hermanito/a!

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…

Alicia y Javier (nombres ficticios) vinieron a nuestra consulta con una historia dura y triste: padres de 3 hijos, uno había fallecido a corta edad… Tenían 40 años y se planteaban tener otro hijo, pero ella se había ligado las trompas en la última cesárea.
Vinieron a nosotros en busca de información, porque, por el momento, no estaban preparados para buscar otro hijo todavía, aunque sabían que la edad de ella jugaba en su contra.
Cuatro meses más tarde y tras hacerles todas las pruebas, decidieron que había llegado el momento de intentarlo. Su único factor de esterilidad (aparte de su ligadura de trompas) era la edad, aunque ambos eran fumadores de 2 paquetes diarios. Una consulta con su ginecólogo fue imprescindible para valorar los riesgos de una 4ª cesárea.

Programamos un ciclo de FIV con inseminación mixta (parte de los óvulos se inseminan con ICSI y parte de manera convencional) y transferencia de un embrión en blastocisto. Aunque, a partir de 40 años, en nuestra clínica recomendamos transferir 2 embriones, en el caso de Alicia sólo podíamos transferir uno porque tras 3 cesáreas estaba contraindicado embarazo gemelar.
Comenzamos la estimulación y, en las ecografías de control, observamos el crecimiento de un posible pólipo. Conseguimos 4 embriones, pero sólo uno de ellos evolucionó a un blastocisto de buena calidad, que transferimos. Desafortunadamente, no hubo embarazo.
En este momento les insistimos en disminuir el tabaco y programamos una histerosonografía para estudiar el pólipo, y acabamos haciendo una histeroscopia para quitarlo.
Tras unas vacaciones que tenían programadas, comenzamos el segundo ciclo. Esta vez la inseminación no fue mixta, porque en el primer ciclo los resultados fueron parecidos con ambas técnicas y en URH García del Real, a igualdad de resultados, elegimos usar la inseminación convencional ya que conlleva menos manipulación.

Conseguimos cuatro embriones y de nuevo, uno llega a blastocisto que, aunque de calidad un poco peor que en el ciclo anterior, dio lugar a una prueba de embarazo (BHCG) positiva! Que, desgraciadamente, terminó en un aborto…

Desanimados por el resultado, no saben si volver a intentarlo. Nosotros, les explicamos que, aunque han tenido embriones de buena calidad, con su edad, la probabilidad de aborto es elevada. Que, una posibilidad para evitar los abortos, es cambiar los óvulos y hacerse un ciclo de ovodonación. Pero descartan esa posibilidad.
Se dan unos meses para asimilar por lo que están pasando, y, 3 meses después vuelven a por el tercer, y último ciclo de FIV porque deciden que, si no hay embarazo, abandonarán los tratamientos.
Así que nos embarcamos en el tercer ciclo de FIV utilizando una medicación diferente. Conseguimos siete embriones, y finalmente, un buen blastocisto para transferir y otro embrión que congelamos. Pero, desgraciadamente el embrión en fresco no embaraza y el congelado produce un embarazo bioquímico (prueba de embarazo positiva pero ecografía sin que se vea embrión).
Así que, en principio, abandonan los tratamientos.

Pero, 6 meses más tarde, vuelven a la batalla!
Cuarto ciclo de FIV, nueva medicación, han dejado de fumar, añadimos medicamentos suplementarios que han salido al mercado….pero, tenemos que posponer el tratamiento 3 meses por un accidente laboral de él!
Duro revés porque ya han pasado dos años y medio desde que comenzaron con nosotros y, la edad (42 años), juega en nuestra contra. Pero, sorprendentemente, este ciclo nos da mejores resultados que los anteriores: 5 embriones, un blastocisto de excelente calidad que transferimos y 2 que congelamos.
Y llega el día de la ansiada prueba de embarazo. Ya han pasado por esto cinco veces. Pero esta vez, ha merecido la espera: POSITIVA! Aunque muy felices, el embarazo bioquímico y el aborto que sufrieron en ciclos anteriores, les hace tomárselo con mucha cautela. Hay que esperar dos semanas para confirmar el embarazo por ecografía.
Quince días largos, con sentimientos encontrados de alegría, nervios y preocupación. Ese primer momento de la ecografía, cuando la doctora Sylvia Fernández-Shaw introduce la sonda del ecógrafo y hay que esperar a que la sitúe para que se pueda ver el embrión y escuchar el latido de su corazón, se hace interminable. Pero, finalmente, ahí está el embrioncito, latiendo con fuerza!! Y Marina (nombre ficticio), ya tiene casi 5 años.

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…

María y Juan (nombres ficticios) son una pareja que vinieron a vernos con una esterilidad desde hacía 10 años.
Ella tenía 35 años, 10 folículos antrales y antecedentes de menopausia precoz en su madre (a los 45). Él tenía 37 años y un factor masculino (12 M/ml de concentración total y 13% de espermatozoides móviles). En 10 años habían hecho, en otro centro, un ciclo de FIV-ICSI y una criotransferencia sin conseguir embarazo.
Después, les recomendaron no usar el eyaculado de Juan y usar espermatozoides de biopsia testicular. Consiguieron 4 embriones, pero tampoco el deseado embarazo.
Posteriormente, optaron por no usar los espermatozoides de Juan y pasar a utilizar semen de donante. E hicieron 2 inseminaciones artificiales con semen de donante, también infructuosas.

Y aquí es cuando nos encuentran y deciden cambiar de clínica. Llegaron desanimados y sin muchas esperanzas, y nos pusimos a ello!
Revisamos todas las pruebas e informes que nos trajeron y pedimos las pruebas que, bajo nuestro criterio, faltaban por hacer. Tras los resultados, programamos un ciclo de FIV-ICSI usando los espermatozoides de Juan y transferencia en blasto. Conseguimos 5 embriones, transferimos dos blastocistos de buena calidad y congelamos otro.
Aunque nuestra política es transferir uno, hay casos en los que recomendamos transferir dos. Y este era uno de ellos, por el camino recorrido ya por esta cansada pareja.
Diez días después de la transferencia llegó la ansiada prueba de embarazo….POSITIVA!!! y dos semanas después, se confirmó con una ecografía en la que se vieron dos sacos y se escucharon dos latidos!! Finalmente, sólo uno llegó a buen puerto, pero ya tiene unos añitos y corretea feliz junto a sus papis!

Esta historia de desencuentros y tesón con final feliz, tiene dos lecturas. A los que queréis ser papás os da esperanza y fuerzas para seguir luchando. Y a nosotros, nos confirma que, tras estudiar el caso en profundidad, tenemos que seguir nuestro criterio, y por supuesto, consensuarlo todo en consulta con vosotros.

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…

Luis y Cristina (nombres ficticios) llegaron a nuestra clínica con 12 meses de esterilidad, con 39 años ella y 44 años él.

Después de hacerles las pruebas, el diagnóstico que encontramos fue baja reserva (por tener 7 folículos antrales) y factor uterino porque Cristina tenía miomas múltiples (que no afectaban a la cavidad uterina)

Con este diagnóstico les propusimos hacer una Fecundación In Vitro (FIV) en el que conseguimos 8 óvulos, 6 embriones, y 2 de ellos llegaron a dividirse hasta día 5 (Blastocisto), uno de buena calidad y otro de calidad media. Transferimos los 2 blastos, pero desgraciadamente, no hubo embarazo.

Así que un mes más tarde, iniciamos otro ciclo de FIV en el que conseguimos 6 óvulos, y 6 embriones, llegando 4 de ellos a blasto, de calidad mejor que el ciclo anterior. Esta vez tuvimos que congelarlos, pues observamos que había crecido un pólipo en el útero que podía dificultar embarazo.

Tras la polipectomía, realizamos 2 criotransferencias, usando los 4 blastos congelados, y lamentablemente no hubo embarazo en ninguna de ellas.

Con estos 2 ciclos de FIV realizados, y tras 6 blastocistos transferidos sin éxito, les propusimos pasar a un ciclo de donación de óvulos para mejorar su pronóstico de embarazo. Cristina ya tenía 40 años.

Así que unos meses después, Luis y Cristina comenzaron su primer ciclo de ovodonación en el que transferimos un blastocisto de buena calidad y congelamos otros tres. La espera hasta la prueba de embarazo se hizo muy larga pero…dio positiva!!!

Lamentablemente, dos semanas después, en la ecografía no se oyó latido cardiaco, era un aborto…  Después de este duro golpe, había que seguir adelante ya que les quedaban 3 embriones congelados y no había que perder la esperanza!

En dos ciclos de criotransferencia se les transfirieron los 3 embriones que tenían congelados, sin conseguir una prueba de embarazo positiva

Tras haber transferido 6 blastocistos con gametos de la propia pareja y 4 blastocistos de  ovocitos donados, no habíamos conseguido ningún embarazo a término. En este punto, les explicamos las alternativas de repetir la ovodonación, hacer una doble donación (de óvulos y espermatozoides) o pasar a una embriodonación.  Lo pensaron y decidieron intentar una embriodonación, pero esperarían un par de meses.

Cuando nos contactaron, pensamos que era para iniciar el ciclo de embriodonación, pero cuál fue nuestra inmensa sorpresa y alegría cuando nos dieron la noticia de que Cristina creía que estaba embarazada de manera espontánea!! Se vinieron a hacer una ecografía y vimos un bonito saco gestacional y escuchamos un fuerte latido del corazón del bebé.

Una maravillosa historia que nos enseña que la naturaleza es increíble y la vida, un regalo!

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…

David y Guadalupe (nombres ficticios) llegaron a nuestra consulta con 40 y 44 años respectivamente con una historia de 2 años de esterilidad y un ciclo de Fecundación In Vitro (FIV) previo en otro centro, sin transferencia por un fallo de fecundación.

Tras el estudio, el diagnóstico fue endometriosis quística y baja reserva ovocitaria vinculada a su edad. Hablamos de las alternativas de intentar otro ciclo de FIV con óvulos propios o con óvulos donados, y ellos decidieron hacer una FIV con sus propios óvulos.

En la FIV conseguimos 5 ovocitos, 2 de ellos maduros, que dieron 2 embriones, que fueron transferidos. Tras los pertinentes (y largos) días de espera, llegó el día de la prueba de embarazo que nos dio la gran alegría de ser positiva!!

Dos semanas después, llegó el momento de la ecografía para ver los sacos gestacionales y escuchar el latido cardiaco. Pero, aunque fue un momento muy duro porque no se escucharon los corazoncitos latir, les dijimos que debían volver en una semana porque puede que fuese un poco pronto para escucharlos. La semana se hizo eterna! Pero mereció la pena porque en esta segunda ecografía pudimos disfrutar de los latidos no de uno, si no de dos corazoncitos! Con esta alegría les dimos el alta para que se levaran el embarazo con su ginecólogo habitual.

Pero esta montaña rusa de emociones no había acabado y, desgraciadamente, la última noticia dos semanas más tarde fue que habían sufrido un aborto… desolación absoluta, pero no había que tirar la toalla. Y eso quisimos transmitirles, pero el golpe había sido demasiado duro y  David y Guadalupe no volvieron a nuestra consulta.

Tres años más tarde volvieron a vernos. Guadalupe había tenido una depresión tras el aborto, pero se encontraba mejor y volverían para intentar una ovodonación. Contentos de poder intentar ayudarles de nuevo, esperamos su regreso. Pero esto no ocurrió hasta dos años más tarde. Guadalupe ya con 46 años y David con 50.

Con pruebas nuevas realizadas y todo en orden, comenzamos el ciclo de ovodonación 8 años más tarde desde la primera vez que les vimos. Conseguimos 9 embriones, de los cuales 4 llegaron al estadío de blastocisto. Pero al realizar el chequeo habitual de los niveles de progesterona en sangre el día antes de la transferencia embrionaria, éstos salieron bajos y Guadalupe nos dijo cómo se estaba poniendo la progesterona y resulta que se estaba poniendo menos dosis de la necesaria. Así que, tras pensar mucho en los pros y contras, decidimos subir la dosis de progesterona y posponer la transferencia a día 6, en vez de realizarla el día habitual (día 5). Transferimos un buen blasto y congelamos 3 más.

Os podéis imaginar que los días de espera hasta la prueba de embarazo se hicieron eternos, pero finalmente llegaron y el resultado mereció la espera! Una prueba de embarazo más que positiva que se afianzó con una ecografía el día indicado con un precioso saco gestacional y un fuerte latido cardiaco!

En breve, Guadalupe y David verán la carita de su bebé.

Historias únicas que no nos dejan indiferentes…

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